5:20am, no digo nada, solo veo el cielo, aquel cielo que se cierne sobre nuestras cabezas, un cielo lleno de manchas florecidas, pienso entonces si la sensación de mi vida es comparable con la belleza de ese cielo, y con la idea de que estés junto a mí mientras amanece.
Siento que el mundo arde, que ese fuego consume mis poros, escucho la
música del silencio y todo se vuelve sensación, el roce del invierno, el roce
del incendio, la tristeza creciendo y la vida cayendo en ese instante, como si
no fuese nada, o como si fuese todo, la vida temida absorta en la duda,
arropada en el abismo, percibiendo la mirada del tiempo.
Tengo miedo porque te amo y es un
miedo dichoso, un miedo emocionante, es el miedo y la felicidad que
navegan mis poros convirtiéndose en
corriente exaltada de algún mar bravío y todo en un relámpago
trastoca mis sensaciones, mis sentidos
se articulan de manera incompresible, sucede que al tiempo que soy feliz por amarte, soy infeliz
porque algún día no te tendré, no sentiré la dicha de estar convulsionada de
emociones y amarlas mientras les temo con esta pasión sorda, que estalla en el
recuerdo ¿será que necesitaré entonces la misma vivacidad para olvidarte? No lo
sé, pero deseo llevar el amor con todos sus miedos y dudas, cargarlo siempre
sobre mis hombros, sangrante o dichoso, víctima de mí, de todos mis estorbos,
solo con el deseo de verme viva, de sentirme viva en ti, de saberme llena de incendios, lluvias y
soles, de tiempos eternos como instantes perpetuos.
El tiempo y su herida artificial
llegan a mí con un efecto desolador que
se va en la mirada brillante, consigo sentir ráfagas de aire que acarician todos los días mi piel, mi cabello,
ellas son un te amo lanzado en un suspiro, concebido de forma bella y que logra
aniquilar la desesperanza, en este instante, como si el mundo terminará y
naciera de nuevo percibo su voz muda, su voz ardiente ardiendo en mí, en
ese instante en que le escucho sin oírle, hallo su sentimiento y me conduzco a
una elevación en la cual mi vida no concibe sino su voz, mi vida quisiera esa
voz silenciosa perennemente en la realidad y en el recuerdo tardío, en la
tristeza que me brinda el amor y en la dicha que también este me brinda porque
no solo siento el amor y el miedo, sino que siento que la unión de estos me
fortalece y puedo ir en busca de cualquier cosa a cualquier universo y nada
podrá destruirme
Esa lluvia cae como coraza
desquebrajada, se mete en las grietas de
un mundo gris y sé que estás triste, triste en la lejanía, triste y sin mí, y
yo aquí, triste, cobijada por el sonido de las gotas heladas, de las llamas
ardientes de mi corazón sé que nos
necesitamos, que nos hacemos falta aquí, y en otros mundos donde nuestro amor
es miedo, dicha y tristeza, entonces nos hacemos compañía, y juntos llevamos el
duelo en la voz del otro como si así olvidáramos que sentimos golpes en el alma,
golpes en el corazón, en las costillas cada vez que nos pensamos, golpes de ese
mismo aire que nos enviaba los mensajes ocultos en suspiros, que nos decía que
las palabras mágicas son las que no se dicen sino las que se sienten, en este contacto de tu piel encuentro las
tuyas, y las amo, las amo con miedo, pero las deseo, las deseo así me duelan,
las deseo así me ardan en lo profundo de las entrañas, así me ardan en un lugar
que no sé si existe en mi ser pero que siento, un lugar sin nombre al que le
diré eternidad, eternidad de segundos que se escapa de tu voz y vive en mí. No
tengo noción ni vida de lo que será esto después de hoy, porque la lluvia cae, y mi ventana es la que recibe esa
humedad tan diciente y triste, tan aniquilada, tan ciega de voz y tan muda de
vista.